Friday 26 October 2007

La Muerte de Xolotzin

LA MUERTE DE XOLOTZIN

Es un hermoso amanecer del mes de junio. En el pequeño embarcadero de Nochcaltongo sale velozmente disparada una canoa, dirigida diestramente por fuertes remeros en un estrecho sendero abierto entre tulares espesos y lagunetas bordeadas de abundantes carrizales. Además de su cargamento habitual, de goma, raíces de zacatón y ocote, lleva a dos mensajeros rumbo a Mixquic y Tlahuac, con la misión de traer urgentemente a los mejores cirujanos y tepopohques de esos lugares para atender a Xolotzin, señor de tribus chalcas que pretendían robar madera por las tierras del Cuahuecatl y Nepanapa.

La quietud de tan hermoso día ha sido rota por el sordo rumor del teponaxtle y del caracol guerrero de los guardafronteras del señorío de Hueyitlahuilanque. La noticia vuela de un confín a otro: de Tulyehualco sube por el lomerío a Xicomulco y llega a Chichinautzin, tierras protegidas por el señor de Oztotepec; de allá al Yecahuazac, guarida del temible Coyotlacatl, portentoso cazador de Tlacoyucan.

Una multitud apesadumbrada precede a los curanderos, quienes llevan altivos su indumentaria ritual: un bastón, la bolsa de cuero con brebajes, emplastos vegetales, hongos secos, cuchillos de obsidiana, hilo trenzado y una cornamenta de venado ahuecada, donde llevan el jugo de una alga lacustre, de un rojo rutilante, como la sangre fresca, y famosa por su bondad para la fiebres ocasionadas por heridas.

La casa de mampostería (Tepancalli), de Yeyecatzin, señor de Xocotepetl, ha sido acondicionada para la curación del herido: se coloco una estera nueva al centro de la habitación, se cubrió el suelo con pieles de venado, se taparon las ventanas con petates y se encendieron los hornillos trípodes y fantasmagóricos, donde se queman gomas y hierbas de penetrantes olores.

Con el crepúsculo viene el desagradable noticia de la muerte de Xolotzin. Se encienden las fogatas; la viuda se tira de sus hermosas trenzas y cubre su rostro moreno y aun juvenil con polvillo de carbón, Cambia su quezquemitl, su faja y su cueitl de vistosos colores por otras prendas de color oscuro y gime tanto como los agudos sonidos del grupo de flautilleros que rodean la casa del difunto.

Se despachan mensajeros al señorío de Atlapulco, a das la mala noticia y a encargar petates nuevos de su producción a Nativitas para traer sandalias de ixtle, decoradas finamente, para calzar al muerto. La mortaja de fina tela se tratara con los mercaderes de Tlahuac. Se pedirán consejos al señor de Ohtenco y se traerán los mejores tamborileros de Tulyehualcan.

Todos los vecinos acudirán mañana a la ceremonia luctuosa y al entierro; además de sus lagrimas y su dolor, llevaran una porción de sus semillas alimenticias para auxilio se los deudos. Al amanecer, el muerto será llevado sobre los hombros de sus mas leales amigos rumbo a Tototepec, le seguirán los niños con flores silvestres en las manos y lanzas de carrizo. Luego, el mujerío con sus llantos estridentes y, al final, los ancianos con los flautilleros y tamborileros.

La tierra de Tototepec as firme, fértil, hermosa y tranquila. Allí, bajo la sombra del oyametl gigante, se ha cavado la fosa que semeja una boca destentada, negra y profunda, que rompe la armonía del verde esmeralda de sus pastizales. En su derredor se han situado los mas selectos guerreros, encabezados por Hueyitlahuilanque, quien tiene la misión de rendir los honores póstumos a su gran súbdito. Personalmente, depositara a un lado del cuerpo del difunto una hermosa ánfora de cerámica texcocana que lleva en su interior alimentos, vasijas y los utensilios que usaba habitualmente.

Los de Ixtayopan y los de Tecomitl, como expertos canteros y albañiles, conformaran la loza funeraria con argamasa de color rojo. Un gran tumulto de flores con los penachos de carrizo al aire y el popochcomitl, con su humo espeso y aromático, marcan el sitio donde descansa el gran guerrero.

El grupo de dolientes regresa y se instala para compartir el pan de la casa; corren de mano en mano las jícaras de pulque y los jarros de te montino, para acompañar los cantos que ensalzan las virtudes del muerto. Mañana, con la aurora, el caracol llamara por todos los confines del señorío Momozca. Alerta, siempre alerta.

-Dr. Chavira-

1 comment:

Hedonista said...

¿Qué significa "xholothzint"?